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¿Qué entiendo yo por cocina saludable? Parece una pregunta bastante obvia pero quiero dejar claros algunos aspectos.
En primer lugar, saludable no es sinónimo de light, bajo en grasa, gluten free o bajo en calorías. Saludable es toda aquella comida a base de alimentos REALES. Es decir, alimentos no procesados: tal como los encontraríamos en la naturaleza y sin ingredientes superfluos añadidos, o bien aquellos alimentos con un procesado mínimo y que siguen siendo saludables, como las legumbres en conserva, los aceites vírgenes extra, el tofu, el tempeh, la proteína de soja texturizada, los yogures de soja naturales, la leche de soja sin endulzar, etc. (Si quieres ampliar la información te recomiendo que leas el post Productos procesados que sí son saludables de Lucía Martínez, autora del blog Dime Qué Comes ).
Algo saludable debería tener un aspecto así:
Como ves, la mitad del plato corresponde a verduras y hortalizas: lechuga, remolacha, pimiento rojo, maíz y tomate. Esta debería ser siempre nuestra base en todas las comidas. Obviamente también haría falta una ración proteica (en este caso sería el humus de lentejas rojas y remolacha y la quinoa) y, opcionalmente, podríamos añadir cereales de grano entero. Es muy recomendable también el uso de grasas de calidad, como el aceite de oliva virgen extra y las semillas (en mi ejemplo semillas de calabaza y semillas de chía), que además también son una buena fuente de proteínas.
La cocina saludable, pues, consiste en utilizar ingredientes de verdad que no hayan sido procesados o que hayan sufrido un procesado mínimo. En este blog todas las recetas que encontrarás parten de este principio, ya que para prepararlas se utilizan alimentos como legumbres, cereales de grano entero, aceite de oliva virgen extra, grasa de coco virgen extra, muchas verduras, hortalizas, fruta, tofu, tempeh, etc. La cocina saludable también debe prescindir en la mayor medida posible de los azúcares de cualquier tipo (incluidos los siropes crudos, el azúcar de coco, el azúcar integral, las melazas, los concentrados de zumo de frutas y demás) ya que las alternativas al azúcar refinado son, desafortunadamente, tan malas como su pariente blanco. Por último también evita los almidones y las harinas refinadas.
¿Que sea saludable quiere decir que lleve pocas calorías?
No.
Los aceites de calidad, los frutos secos, las mantequillas de frutos secos sin azúcares, sal o aceites añadidos, los dátiles… todos ellos son alimentos muy calóricos pero muy beneficiosos para nuestro organismo, así que olvídate de las calorías y en vez de medir un alimento por su aporte energético mídelo por sus nutrientes. Fíjate en su densidad nutricional.
¿Esto quiere decir que vas engordar si haces mis recetas?
¡Tampoco!
Los alimentos reales, enteros, no procesados o como quieras llamarlos, suelen tener mucha fibra además de otros nutrientes, por lo que la respuesta que tendrá tu cuerpo frente a 200 kcal de nueces no será la misma que frente a 200 kcal de pan blanco. No soy una talibán de la comida sana, yo también como porquerías a veces (somos humanos, no? A quién no le apetecen uns churros con chocolate de vez en cuando?) pero uno de los objetivos del blog es difundir una alimentación lo más sencilla y saludable posible. Puede que algunas de mis recetes no te gusten tanto como otras en las que se añaden azúcares, salsas a mansalva, aceites refinados y almidones, pero yo no quiero cocinar con estos ingredientes. Por eso te advierto que algunas recetas que tradicionalmente los llevan aquí las encontrarás en su versión «free». Te lo explico con un ejemplo: la salsa que acompaña los rollitos de primavera frescos veganos suele llevar azúcar o siropes, sin embargo, yo la preparo sin endulzantes. Pasa lo mismo con la salsa para marinar el tofu: es habitual que se le añada algún tipo de azúcar, sirope de arce, etc. Desde mi punto de vista tanto la salsa como los rollitos ya tienen un sabor suficientemente intenso y bueno, por lo que es totalmente innecesario añadir azúcar u otros endulzantes. Creo que hemos malacostumbrado mucho a nuestros paladares y tenemos que esforzarnos un poco si realmente queremos reeducarlos. Evidentemente tu eres libre de añadir estos ingredientes insanos y superfluos si te apetece pero te recomiendo que no lo hagas. Es increíble la capacidad de adaptación que tiene nuestro paladar, si lo abstienes un tiempo de toda esa comida basura verás que dejarás de echarla de menos, y hasta llegará un momento en que tu umbral del dulce habrá bajado unos cuántos peldaños. Además, también es una forma de simplificar las recetas 😉
¿Te he convencido para que incorpores la cocina saludable a tu día a día? Pruébalo, te aseguro que no te arrepentirás! 🙂
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